Reconciliar Francia : informe anual sobre el estado de Francia 2017

Visuel
Reconciliar Francia : informe anual sobre el estado de Francia 2017
Tipo de texto :
Dictamen y informe
Tipo de consulta :
Autoconsulta
Tramitada por :
Sección de Economía y Finanzas
Date d'adoption
Emitido el : 23/05/2017
Ponente :
Photo
Guillaume DUVAL
Personalidad culificada
Photo
Pierre LAFONT
Grupo de las profesiones liberales
    Presentación
    Présentation

    Francia se encuentra manifiestamente en un momento de su historia que requiere un despertar colectivo. Es la constatación que establece el Consejo económico social y ambiental en su informe anual sobre el estado de Francia 2017 (RAEF) basado en los 10 nuevos indicadores de riqueza adoptados por el Gobierno para apreciar la situación del país como complemento de la evolución del PIB.

    EN otoño de 2016, el 88% de los franceses consideraba que su país iba en una mala dirección según Global Advisor de Ipsos, es decir, la tasa más elevada de los 26 países, desarrollados o emergentes, cubiertos por este estudio. Uno de los indicadores estudiados en este informe se refiere al grado de satisfacción de los franceses sobre su vida. Con una puntación de 7,2 sobre 10, nuestros conciudadanos están globalmente satisfechos a título individual a pesar de su pesimismo para el país. Este resultado, que bajó poco estos últimos años, se sitúa en la media europea y sigue siendo muy superior al de los países del sur de Europa donde ha disminuido claramente desde 2010.
     
    Esta discordancia entre la situación individual de los franceses y su apreciación, a menudo muy negativa de nuestro futuro colectivo, es una de las principales preocupaciones del país. Ciertamente, Francia se enfrenta a dificultades muy reales descritas en este informe en materia de empleo, innovación, deuda pública y privada e incluso de acciones frente a la crisis ecológica. Estas dificultades se reflejan en problemas importantes para una parte significativa de la población en términos de desempleo, ingresos y condiciones de vida. Pero nuestra incapacidad para encontrarnos en torno a un proyecto común que movilice a nuestros conciudadanos, contribuye a agravar el desánimo colectivo por el que pasa el país. Y se corre un gran riesgo de que este pesimismo excesivo se vuelva autorrealizador: a fuerza de estar convencidos de que estamos condenados a vivir peor en el futuro, no nos movilizamos suficientemente para aprovechar las ventajas reales del país y afrontar eficazmente los retos del siglo XXI como la revolución digital o la crisis ecológica.